Ira seca


Recuerdo el dia que yo estaba muy feliz por haber recibido de regalo un juego de té de color azul. Al día siguiente, Ysenia, una amiga de la epoca, vino temprano a invitarme y jugar. Yo no podía pues saldría con mi madre aquella mañana. Ysenia entonces me pidió que le prestara el juego de té para jugar sola en el jardín. Y realmente no quería prestar mi flamante regalo, pero ante su insistencia, hice hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.
Al volver, me quedé pasmada al ver mi juego de té tirado en el suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota. Con los ojos lagrimosos y muy molesta me desahogé con mi hermano (siempre era con él):- ¿Ves lo que hizo Ysenia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo.
Yo estaba totalmente descontrolada e iba a ir a la casa de Yseania a pedirle explicaciones, pero mi hermano cariñosamente me dijo:- Ariel, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo color blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero mamma no te dejó ¿Recuerdas lo que dijo? Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha. Así es niña, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo.
Sinceramente no entendía todo muy bien, pero decidí seguir el consejo mi hermano y fui a ver televisión. Un rato después, sonó el timbre de la puerta. Era Ysenia, con una caja en las manos. Al entrar a la casa dijo:
- Ariel, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta? Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té, pero él se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado. Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa.!
- ¡No hay problema!, dije, ¡mi ira ya secó!, la tomé de la mano y la llevé al jardín para contarle la historia del vestido nuevo que se había ensuciado de lodo.
La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. No reacciones mientras sientas ira. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil. Notarás la diferencia!. Y quizá en otro post cuento las malas pasadas cuando olvido secar la ira ^^

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