vision 20/20


Hay dos posibilidades: nuestra visión puede ser imprecisa o nítida. Las personas con una visión nítida de su verdadera identidad se sienten importantes.
Comprenden su importancia para Dios y para los demás; saben que, gracias a su presencia en el mundo, este es un lugar mejor. Son capaces de relacionarse con los demás y apreciarlos sin sentirse amenazadas. Irradian esperanza, gozo y confianza porque tienen la seguridad de ser hijos de Dios. Se aceptan como criaturas divinas: dignas de ser amadas, valiosas y competentes, redimidas y reconciliadas con Dios para ser lo que Él quiere que sean.
Suena bastante ridículo de creer pero así es, sólo que no nos topamos con muchas de estas personas (ni en las inglesias) y la raiz está en transformar la visión imprecisa que uno tiene. Porque estas nos crean una serie de limitaciones. Tomaremos tres de estas limitaciones:

1. Las personas con una visión imprecisa de su identidad tienen dificultad para relacionarse con otras personas.
Las personas sin un buen autorretrato están tan metidas en sus propias incapacidades que carecen de la energía y atención suficientes para relacionarse positivamente con los demás. Esto es evidente cuando están en presencia de personas que les recuerdan sus defectos. Las personas con escaso sentido de identidad están tan necesitadas de atención que son incapaces de brindar atención desinteresada a los demás.
Como resultado, parecen ser insensibles y egocéntricas. Aunque realmente son totalmente sensibles pero sólo antes sus propios padecimientos. Los sentimientos de incapacidad, producto de un sentido empobrecido de identidad, les impide recibir el amor y el afecto de los demás.


2. Las personas con un sentido pobre de identidad dependen de otros para determinar cómo se definen en un momento dado.

Cuando están rodeadas de personas que las reconocen y elogian, están conscientes de su valor. Sin embargo, cuando la familia, los amigos o los colegas las critican, su sentido de identidad da un giro negativo. En realidad, son esclavas de las opiniones ajenas. No son libres para ser ellas mismas porque su identidad depende de las respuestas de los demás.


3. Las personas con una percepción negativa de su identidad también deben luchar con expectativas negativas.

Estas personas van por la vida esperando ser rechazadas, estafadas y subestimadas. Como esperan siempre lo peor, su comportamiento suele producir ese resultado. Se involucran en conductas autodestructivas, son desconfiadas y sospechan de todos, titubean entre la frágil esperanza de ser aceptadas por los demás y la creencia latente de que nadie las querrá ni aceptará.


Somos capaces de transformar un retrato defectuoso.Puedes estar pensando: «¡Con razón mi vida es un desastre! Mi sentido de identidad está “fuera de quicio”. ¿Tengo esperanza?» Créeme, sé cómo te sientes.Si hubiera permitido que las experiencias de mi infancia colorearan mi autorretrato subjetivo, hoy todavía estaría llena de rabia y dolor. Pero como era un chica cristiana, la imagen equivocada que heredé de estas influencias negativas vividas comenzó a cambiar en dirección a mi verdadera identidad.
Quiero que tengas la certeza, basada en las Escrituras y en mi experiencia personal, de que tu autorretrato subjetivo imperfecto no es permanente: tienes esperanza
Aunque tu autorretrato esté profundamente arraigado en tu mente consciente o subconsciente, puedes cambiarlo para tener una representación más exacta de la persona que Dios pretende que seas. Nunca podrás mirarte con la claridad con que te mira Dios. Las debilidades y los puntos ciegos podrán deformar tu visión; pero te podrás mirar con mayor nitidez.
Cuanto más te concibas como Dios te mira y más comprendas tu verdadera identidad, más disfrutarás ser quien eres. Pon tu autorretrato a la vista de Dios para encontrar tu justa identidad.

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